domingo, 25 de abril de 2010

Torrelobatón, cuna que meció al Padre Hoyos



Torrelobatón, el pueblo natal de Bernardo de Hoyos, custodia la pila donde fue bautizado y la casa donde nació, posible museo sobre su vida
LORENA SANCHO Valladolid NORTE DE CASTILLA 18-04-2010

Lo atestigua una placa que el Ayuntamiento colocó sobre la fachada de piedra en su nombramiento como hijo predilecto de la localidad: 'Aquí nació el 21 de agosto de 1711 el P. Francisco Bernardo de Hoyos'. También el libro de bautismos da fe de que el 5 de septiembre de ese mismo año recibió el sacramento en la pila bautismal de la localidad. Y por si fuera poco, el atrio de la iglesia luce una inscripción que sus últimos familiares le dedicaron en el segundo centenario de su nacimiento, en 1911. En las estribaciones de los Montes Torozos, Torrelobatón, el pueblo que vio nacer al beato, es un constante recuerdo hacia su vecino más ilustre. Máxime en el año de su beatificación, en el que su principal reclamo turístico, el castillo, está abocado a permanecer a la sombra de este acontecimiento histórico. «Estamos empezando a notar que viene gente preguntando por el Padre Hoyos, sobre todo porque les suena lo de la casa». Habla José María Gil, párroco de la localidad y vecino de ésta desde 1980, que accede con gran disposición a mostrar los motivos que este municipio de medio millar de habitantes conserva sobre el apóstol del Corazón de Jesús.
De la casa parroquial a la iglesia de Santa María hay un paso. El templo recibe a los fieles con dos arcos de volteo de medio punto que van desde la cabecera hasta los pies de la iglesia. Aquí, en los pies, un improvisado expositor de venta recoge los artículos de comercialización relacionados con la beatificación. «Se venden sobre todo en la oficina de turismo, pero aquí se exponen para que la gente los conozca», aclara el sacerdote, que dirige sus pasos directamente hacia la pila bautismal, estos días presidida por un cartel anunciador de los actos del 18 de abril. «Aquí fue bautizado», dice el párroco Ocurrió el 5 de septiembre de 1711 y así lo recoge la página del libro de bautismo que cuelga de una pared, en la que especifica además que Bernardo de Hoyos era hijo del secretario del Ayuntamiento, Manuel de Hoyos, y de Francisca de Seña, natural de Medina del Campo.
Justo en el lado opuesto, un retablo expone el Corazón de Jesús, pero no aparece solo, está junto con el de la Virgen María. Lo alumbra la luz natural que atraviesa directamente una vidriera de mediados del siglo XX que recoge el momento de la revelación del Señor a Bernardo de Hoyos. «Aquí en Torrelobatón siempre ha habido devoción al Corazón de Jesús.» Lo dice con conocimiento de causa. Los nueve días anteriores al último domingo de junio se celebra la tradicional novena en honor al Sagrado Corazón. «Y sí que viene gente, sí», apostilla. El cancionero recoge entonces el himno del padre Hoyos, que en una de sus estrofas dice así: «Jesús le dice: 'Soy de Bernardo', Bernardo dice: 'Soy de Jesús'. Más solo quiero que me regales con las espinas y con la cruz, pues por la herida me estás diciendo que de ese modo me amaste tú».

La casa natal
Las huellas del padre Hoyos en su localidad natal perpetúan con un sabor añejo en la casa que le vio nacer. En la fachada se puede leer la placa que acredita su llegada al mundo en este lugar. José María abre el portón de doble hoja e invita a pasar a un zaguán arreglado para las visitas. «Esto es lo que normalmente solemos enseñar, porque el resto de cuartos están muy mal.» Dos conachos y un aplique de barro lo ornamentan en una estampa con sabor a pasado. «Desde este agujero salía una cadena con la que se abría el portón desde el dormitorio», explica José María, que se apresura a abrir las ventanas de otros cuartos para mostrar las estancias en las que se crió Bernardo de Hoyos hasta que, con diez años, comenzara sus estudios en Medina del Campo. Destaca una especie de fregadero de piedra junto a una ventana. Fuera, junto a la pared, se levanta una losa de algo más de un metro de altura «que evitaba la aparición de humedad».
En el interior, los tabiques de las habitaciones están agujereados por las catas que hace unos años se realizaron para conocer el estado de conservación de los pilares. El tejado, con tramos prácticamente hundidos, se salvó entonces con una pequeña inversión, aunque no fue suficiente para consolidar una vivienda de grandes dimensiones y una gran superficie de terreno que no pasa desapercibida para el visitante. «El que viene por arte, le gusta la iglesia, pero al que le atraen otras cosas más sentimentales, la casa tiene una cierta entidad», manifiesta José María.
El Arzobispado, junto con la Compañía de Jesús, tiene ahora intención de ponerse manos a la obra en la restauración y consolidación de la vivienda. Aurelio García, miembro de la comisión para la beatificación del padre Hoyos, asegura que la idea es promover una exposición permanente de la vida de este jesuita que murió con sólo 24 años y cuyos restos no han sido encontrados. «Yo he oído decir que en la Capilla de San José, la que hay junto a la entrada de la iglesia, podría estar enterrado algún familiar», dice el párroco, aunque la investigadora Teresa Melón confirma este enterramiento.

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